La Región de Murcia convierte sus montes en laboratorio climático con dos acciones piloto en el marco de SocialForest

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La Región de Murcia ensayará modelos de gestión forestal sostenible adaptativa en dos sitios piloto de alto valor ecológico dentro del proyecto SocialForest. Mediante actuaciones sobre el terreno se pretende demostrar que la gestión forestal activa es clave para mejorar la resiliencia de los bosques del sur de Europa frente al cambio climático.

Se analizarán parámetros clave como el crecimiento, la biodiversidad, la capacidad de retención de agua, la resistencia a incendios y plagas, o el secuestro de carbono. Esto permitirá comparar la evolución de las masas forestales en las que se ha actuado y en las que no, con la aportación de datos científicos y ambientales acerca de los beneficios de intervenir en ecosistemas cada vez más vulnerables.

La Región de Murcia, por su situación geográfica, se enfrenta antes que otras regiones europeas al riesgo real de perder sus masas forestales. Por eso, estas acciones piloto se presentan como un laboratorio de previsión sobre lo que puede ocurrir en territorios similares. Así, estas actuaciones, junto a las del resto de SocialForest, pueden marcar la hoja de ruta para la gestión forestal del sur de Europa en los próximos años.

Nuevo ciclo de vida

El primer sitio piloto se encuentra en la Sierra de Burete (Cehegín), en una zona de pinar carrasco (Pinus halepensis) de distintas edades. La actividad experimental pretende evaluar cómo influye sobre las masas forestales la aplicación de trabajos de selvicultura a través de un estudio novedoso sobre la disponibilidad de agua en el subsuelo de estos espacios. Se compararán las masas gestionadas con las no gestionadas.

En este sitio piloto se aplicará la selvicultura adaptativa, ajustando la densidad según la edad del pinar. Así, en las masas jóvenes se desarrollará un clareo selectivo para reducir la competencia y favorecer el vigor de los ejemplares con más futuro; en masas adultas se harán claras y cortas de regeneración. La actuación se propone promover un nuevo ciclo de vida del pinar, evitando su envejecimiento sin reemplazo y asegurando que las futuras generaciones de árboles puedan consolidarse.

El sitio piloto de Cehegín pone de manifiesto un problema estructura, según se señala desde el equipo técnico de la Dirección General de Patrimonio Natural y Acción Climática, dependiente de la Consejería de Medio Ambiente, Universidades, Investigación y Mar Menor de la Región de Murcia. “La gestión forestal debe dirigir la evolución del bosque para que sea positiva, evitando que los árboles envejezcan y mueran sin que su lugar sea ocupado por nuevos árboles”, explican para añadir que estas acciones responden a “dar continuidad al legado forestal”.

Mejorar la salud del bosque

El segundo sitio piloto se sitúa en la Sierra de Moratalla, en un extenso bosque de pino carrasco (Pinus halepensis) regenerado tras un gran incendio en 1994, que arrasó más de 25.000 hectáreas. La masa forestal es extremadamente densa, monoespecífica y altamente vulnerable a sequías, plagas e incendios. De nuevo, se permitirá comparar masas gestionadas y no gestionadas para demostrar el efecto de la intervención en la salud del ecosistema y su capacidad de adaptación climática.

Se aplicará selvicultura para reducir la densidad arbórea ajustada a cada edad y así evitar que siga debilitándose y optimizar su crecimiento. Por su juventud, el pinar no dispone de piñas ni semillas suficientes para recuperarse si se produjera una nueva catástrofe. Los clareos permitirán mejorar la salud y vigor general del bosque, con mayor resistencia a plagas y patógenos, así como una mejor composición general del ecosistema y su biodiversidad. También tendrá beneficios sociales, como una mayor protección frente a los extremos del clima, la dinamización del medio rural y la mejora en la profesionalización del sector forestal.

Una llamada de atención en plena crisis climática

Ambas acciones piloto se desarrollan en un momento crítico para los bosques del sur de Europa, que sufren incendios cada vez más destructivos, sequías prolongadas y plagas. “El abandono del monte es el gran combustible de las llamas”, apuntas los técnicos murcianos, quienes recuerdan que nunca antes se había acumulado tanto material combustible como hasta ahora. Los responsables del desarrollo de estas acciones piloto insisten en que la gestión activa no reduce la superficie forestal, sino que evita que los árboles debilitados mueran y sean sustituidos por matorrales, con la consiguiente pérdida de suelo, biodiversidad y servicios ecosistémicos.

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