El taller tuvo lugar el 22 de junio en la biblioteca municipal de la ciudad y reunió a una veintena de actores clave involucrados en la gestión del agua.
El socios lusos Águas do Tejo Atlântico e Instituto Superior Técnico organizaron un living lab el 22 de junio en la biblioteca municipal de Lourinhã (Lisboa) que reunió a una veintena de actores clave regionales involucrados en la gestión del agua para analizar de qué manera la reutilización de esta a través de prácticas sostenibles puede paliar la carestía que sufren numerosas regiones del sur de Europa, entre ellas Portugal. Desde la perspectiva del proyecto, un living lab es un entorno colaborativo y experimental donde se cocrean, prueban y validan soluciones innovadoras para el tratamiento, aprovechamiento y gestión sostenible del agua regenerada. El programa del encuentro, impulsado en el marco del paquete de trabajo Creación de una estrategia y plan de acción NB-WoLL (natured-based water-oriented living labs), se desarrolló de 14 h a 16:30 h y estuvo estructurado de la siguiente manera:
- Presentación del proyecto SOLLAGUA: introducción al concepto de living lab.
- ¿Cuáles son los retos de la escasez de agua y el cambio climático que afectan a las comunidades rurales?
- ¿Qué medidas cree que pueden aplicarse para afrontar estos retos?
- Análisis PEST: ¿qué obstáculos encuentra a la reutilización de aguas residuales depuradas?
- Análisis PEST: ¿qué aspectos pueden influir en el uso y la aplicación de la reutilización de aguas residuales depuradas?
- Observaciones finales.
La gestión integral, clave
Tras varias horas de debate se llegaron a las siguientes conclusiones. Si bien existe cantidad de agua, el principal problema radica en la falta de distribución equitativa de la misma; es decir, la distribución es insuficiente en relación con la demanda, lo que hace que el acceso a este recurso sea un reto importante. En este sentido, la reutilización del agua a través de tecnologías con bajo impacto medioambiental podría ser una solución para aumentar dicha demanda en las zonas rurales, aunque su implantación tendría que superar dos desafíos principalmente: por un lado, la legislación actual y la burocracia son barreras significativas; y por otro, a día de hoy, existen numerosos prejuicios sobre el uso de aguas residuales depuradas y muchos actores desconocen su potencial. Retos que solo se podrían superar con una cooperación integral a todos los niveles de gobernanza.
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