De nuevo, estos debates pusieron de relieve el valor añadido de la cooperación transnacional con una verdadera cultura de cooperación y de aprendizaje mutuo, ambos esenciales a la hora de reducir las disparidades territoriales en Europa y capitalizar sobre los resultados obtenidos. Asimismo, se insistió en la necesidad de mejorar todavía la comunicación y el intercambio de buenas prácticas entre actores para diseñar políticas públicas más adaptadas y empoderar a las comunidades locales y así, fomentar la implicación ciudadana.