En el Sudoe rural, el aumento de las temperaturas, el incremento de las sequías, la escasez de agua y los conflictos por el uso de la tierra amenazan la producción agrícola, las infraestructuras sólidas y la calidad de vida de los ciudadanos rurales, contribuyendo a la despoblación rural. Estas vulnerabilidades afectan a las zonas urbanas: la seguridad alimentaria, la soberanía energética o la expansión urbana dependen de la capacidad de las zonas rurales para adaptarse al cambio climático. Las zonas rurales tienen un papel clave que desempeñar en la Transición Verde de Europa y deben ser reconocidas como lugares de innovación. Las comunidades rurales del Sudoe también se enfrentan a retos similares, como las prácticas democráticas y la dificultad de pasar de la planificación a la ejecución. El proyecto RURAL TRANSITION LABS pretende establecer comunidades rurales como centros de innovación, experimentando con nuevas soluciones participativas y basadas en los ecosistemas, aumentando la resiliencia rural y la capacidad de adaptación al cambio climático. Se desarrollará una estrategia compartida y un plan de acción en la implementación de los Laboratorios, con el conocimiento y la experiencia de cada socio (diálogo territorial, acción sobre el cambio climático y SIG, ecosistemas locales). Las 3 comunidades piloto aplicarán la estrategia, creando competencias para el cambio sistémico mediante el desarrollo de proyectos piloto que aborden los retos de la adaptación al cambio climático en el Sudoe. Los proyectos piloto experimentarán con una solución concreta y demostrarán la relevancia de los Laboratorios de Transición Rural como impulsores de la innovación para la adaptación al cambio climático y la resiliencia en las zonas rurales del Sudoe. Estas soluciones se recogerán en un catálogo y se transferirán a otras regiones del Sudoe. La innovación del proyecto reside en la forma en que asume la dimensión territorial de la adaptación al cambio climático. Alejándose del habitual enfoque de silos, el proyecto se basa en un planteamiento sistémico, en el que los actores definen una visión compartida y asumen un papel activo en su consecución. Esto significa desarrollar nuevas formas de cooperación que se verán facilitadas por una innovadora herramienta SIG para promover sinergias, estimular la acción y la implicación de la comunidad en general.