Uno de los grandes desafíos de la agricultura en el SUDOE es hacer frente a las consecuencias del cambio climático, en particular a los episodios de sequía, cada vez más precoces. La disponibilidad de agua dulce seguirá disminuyendo, por lo que el sector agrícola, altamente dependiente de los recursos hídricos, es especialmente vulnerable. Por lo tanto, hay que crear las condiciones para promover la resiliencia de la agricultura, mejorando el uso de un recurso cada vez más escaso. Para enfrentar este desafío, la transformación digital de la agricultura resulta esencial. En apoyo de esta transición, los socios del proyecto SMART GREEN WATER promoverán la implementación de estrategias de especialización inteligente (S3) para un sector agrícola más sostenible basadas en el incremento de las capacidades digitales del sector, fortaleciendo así el tejido socioeconómico de las zonas rurales. Gracias a la cooperación transnacional, los socios del proyecto sacarán partido de la riqueza de contextos diversos: regiones de España y Portugal donde la escasez histórica de agua ha favorecido su gestión colectiva, mientras que, en el suroeste de Francia, el riego es más reciente e individual. Las soluciones propuestas, probadas a través de acciones piloto y transferibles, a los diferentes contextos, permitirán identificar las mejores herramientas para satisfacer las necesidades de los agricultores. Las tecnologías innovadoras de optimización del riego se consolidarán y difundirán a través de la experimentación en las regiones asociadas. En suma, las herramientas digitales serán más accesibles gracias a un programa de formación transnacional y a la vinculación entre empresas innovadoras y el sector agrícola. La estrategia transnacional desarrollada y validada gracias a las soluciones probadas permitirá conectar a los ecosistemas de innovación y a las administraciones públicas con el sector agrario como usuario final. Como resultado del apoyo a la digitalización se garantizará un sector agrícola más eficiente en el uso del agua y unos territorios rurales más resilientes ante los efectos del cambio climático.